Ir al contenido

El poder de ser, Lo que se es por Christian Caballero

El poder de ser y habitar nuestras polaridades

SomoS Polaridades

Este es el primer escrito que comparto de esta manera. No soy escritor ni pretendo serlo. Solo soy un ser humano que necesita poner en palabras sus monólogos espirituales, emocionales y esos debates eternos conmigo mismo. Tal vez, como tú, me he preguntado muchas veces por qué no simplemente escribir, sin adornos, sin pretensiones, sin buscar ser perfecto.

Alguna vez publiqué poesía y quedó esa espinita de seguir sacando lo que llevo dentro: lo que pienso, lo que leo, lo que escucho, lo que toco, lo que huelo y sobre todo lo que me quema por dentro. Hoy decido hacerlo sin máscaras, aunque arrastre mi dislexia, aunque deba revisar mil veces y aun así se me escapen incoherencias. Porque al final esto no va de perfección: va de honestidad. Y la honestidad, aunque tropiece, siempre llega al corazón. Lo que quiero compartir contigo nace desde ahí: desde mi carne y mi alma. Si resuena contigo, que sea porque reconoces tu propia verdad en estas letras.

Agradecimiento y reconocimiento

Este escrito es, primero que nada, un agradecimiento. A mis habitaciones internas, a mis puertas abiertas y cerradas, a todo lo que me habita y me construye. Un recordatorio de que somos, simplemente somos, y que en esa simpleza se esconde una grandeza infinita.

Polaridades: el poder de habitar los extremos

Vivimos atrapados en paradigmas: qué significa ser hombre, ser humano, ser bueno, ser útil, ser productivo. La sociedad, la psicología y hasta muchas corrientes espirituales nos dicen qué partes de nosotros debemos resaltar y cuáles deberíamos ocultar, callar o incluso castigar.

Pero en mi viaje, en todo lo que he vivido, llorado, amado, estudiado y hasta mentido, he comprendido algo esencial: no funciona así. La vida no es elegir entre un polo y descartar el otro. La vida se enciende cuando aprendemos a unir lo que parece opuesto.

Dentro de mí habita un intelectual que devora libros, y junto a él un niño curioso que no para de jugar. Está el hombre fuerte, cazador, arrogante, que abre caminos a machete limpio… pero también el niño tierno, indeciso y lleno de miedo. Está el que se cuida y se arregla, y también el que se ensucia, maldice y se rasga las vestiduras. Está el hombre de familia que ama el calor del hogar, y el salvaje que necesita correr libre. Y cuando esas polaridades se encuentran, cuando dejo de pelear con ellas y las reconozco como parte de mí, entonces aparece algo inmenso: alegría, calma, claridad…LIBERTAD.

La trampa de negar lo que somos

El problema no son nuestros extremos: el problema es negarlos. Cada vez que escondemos, reprimimos o negamos una parte de nosotros, sembramos la semilla del daño y de la verdadera perversión. La catástrofe no está en ser “demasiado” de algo, sino en no atrevernos a mirarlo.

Fritz Perls lo dijo con sabiduría: los opuestos existen para dialogar entre sí, para integrarse y llevarnos de nuevo a la totalidad. Y Pedro de Casso lo confirma: cada vez que nos identificamos con un polo, desterramos al otro, y el camino de vuelta es aprender a recuperar lo alienado, lo negado, lo que creemos indigno de ser amado.

Esa integración nos devuelve al punto cero, ese espacio de libertad en el que podemos elegir sin miedo, movernos de un lado a otro según la vida nos lo pida, sin quedarnos atados a un disfraz.

Somos hijos de todo

En mi camino he aprendido a agradecer incluso mis contradicciones. Como dice mi maestro: somos hijos de puta y también hijos de Dios. Y ni lo uno es bueno ni lo otro es malo. Somos ambas cosas, y lo maravilloso es que no tenemos que elegir.

Porque cuando dejamos de dividirnos, cuando dejamos de juzgarnos, cuando abrazamos tanto nuestra luz como nuestra sombra, se abre la verdadera puerta a la transformación. Y ahí ya no somos fragmentos rotos… somos seres completos, enteros, vivos.

Para ti que lees esto

Si llegaste hasta aquí, quizás es porque también has sentido esa lucha interna. Porque en ti también habita la ternura y la rabia, el miedo y la fuerza, la calma y el caos. Este escrito es una invitación: déjate de engañar, deja de negar, deja de pensar que solo puedes ser una cosa.

Eres todo.

Eres uno y eres muchos.

Eres contradicción y eres totalidad.

Y en esa verdad, está tu libertad.

Gracias, gracias, gracias.

Iniciar sesión dejar un comentario
La felicidad como producto, un camino de desconexión del ser, por Christian Caballero
La felicidad, ¿El nuevo producto de consumo?